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¿Qué tipo de suelo necesitas para tu depósito?

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Cuando se trata de instalar un sistema de almacenamiento eficiente y discreto, enterrar un depósito cilíndrico es una de las opciones más recomendadas. Sin embargo, no todos los terrenos son iguales, y elegir el tipo de suelo adecuado es esencial para garantizar la seguridad, estabilidad y durabilidad del sistema.

El primer aspecto a considerar es la capacidad portante del suelo. Los suelos compactos, como los de grava o arcilla estabilizada, son ideales para enterrar depósitos, ya que ofrecen buena resistencia sin comprometer la estructura. En cambio, suelos demasiado blandos o arenosos pueden requerir un refuerzo adicional con arquetas de hormigón o losas de cimentación para evitar hundimientos o desplazamientos.

Otro factor clave es el nivel freático. Si el agua subterránea está demasiado cerca de la superficie, es necesario tomar medidas adicionales como anclajes o sistemas de drenaje para evitar la flotación del depósito. También se debe analizar el riesgo de inundación o acumulación de agua pluvial en la zona donde se va a enterrar el depósito.

El acceso para la maquinaria de excavación, la posibilidad de compactación adecuada y la facilidad para realizar canalizaciones también deben estudiarse con antelación. Además, la normativa local puede establecer restricciones o requisitos específicos según el tipo de suelo y el uso del depósito (aguas grises, pluviales, fecales, etc.).

¿Estás considerando esta solución? Consulta nuestra guía completa de depósitos cilíndricos enterrado para conocer modelos compatibles con distintos terrenos y consejos para una instalación segura y eficaz.

ventajas de depósitos enterrados

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Cuando se trata de gestionar agua en instalaciones domésticas, agrícolas o industriales, la elección del tipo de depósito es crucial. Entre las opciones más eficientes y discretas del mercado destacan los depósitos cilíndricos enterrados, una alternativa que ofrece múltiples ventajas ocultas que muchos desconocen.

La primera gran ventaja de este tipo de depósito es su capacidad para integrarse en el terreno sin alterar la estética del entorno. Al estar completamente enterrado, libera espacio útil en la superficie y evita interferencias visuales, lo cual es ideal para jardines, patios, aparcamientos o zonas peatonales.

Además, un depósito cilíndrico enterrado mantiene una temperatura más estable durante todo el año, lo que contribuye a conservar mejor el agua almacenada, evitar el desarrollo de algas y reducir la evaporación, algo muy valorado en zonas cálidas o con escasez de agua.

Desde el punto de vista estructural, el diseño cilíndrico resiste mejor la presión del terreno, evitando deformaciones. Y gracias a los materiales con los que se fabrican —como el polietileno o el PRFV— estos depósitos garantizan durabilidad, estanqueidad y resistencia química.

Su mantenimiento es mínimo y pueden conectarse fácilmente a sistemas de recogida de aguas pluviales, aguas grises o sistemas de bombeo. ¿Quieres conocer más detalles técnicos y modelos disponibles? Accede a nuestra guía completa sobre depósitos cilíndricos enterrado y elige la solución más eficiente para tu instalación.