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¿depósitos enterrados o de superficie?

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A la hora de planificar un sistema de almacenamiento de agua, una de las decisiones más importantes es establecer si instalarás depósitos enterrados o depósitos de superficie. Cada tipo presenta ventajas específicas y conviene analizarlas con detenimiento antes de tomar una decisión.

Los depósitos enterrados son ideales cuando se busca optimizar el espacio disponible. Al quedar ocultos bajo tierra, no afectan la estética del entorno y ofrecen mayor protección frente a temperaturas extremas, vandalismo o impactos accidentales. Esta opción es especialmente recomendada para viviendas, industrias o instalaciones donde el espacio exterior es limitado o se busca una solución más discreta.

Por otro lado, los depósitos de superficie destacan por su accesibilidad y facilidad de instalación. Son más económicos en cuanto a obra civil y permiten una supervisión visual constante. Además, son una opción muy popular para sistemas temporales o zonas rurales donde el terreno no permite excavaciones.

Para establecer cuál es la mejor alternativa, debes considerar factores como el tipo de uso (riego, aguas grises, extinción de incendios, etc.), la disponibilidad de espacio, el presupuesto y la normativa local. También conviene establecer si el mantenimiento será interno o subcontratado, ya que los enterrados pueden requerir accesos técnicos más complejos.

En definitiva, ambas opciones son válidas y eficientes, pero la clave está en establecer tus prioridades y necesidades desde el principio. Si buscas una solución duradera y estéticamente integrada, explora los depósitos enterrados o si prefieres una instalación rápida y accesible, opta por depósitos de superficie.

Ahorro de agua

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El ahorro de agua es una necesidad urgente ante el cambio climático, la escasez hídrica y el aumento de los costes energéticos asociados a su tratamiento. Uno de los métodos más efectivos y sostenibles para lograrlo es el uso de depósitos para la recogida y reutilización de agua, especialmente en entornos residenciales, agrícolas o industriales.

Los depósitos diseñados para almacenar aguas pluviales permiten aprovechar el agua de lluvia que, de otro modo, se desperdiciaría al fluir hacia el alcantarillado. Este sistema no solo representa un ahorro económico directo en la factura del agua, sino también un paso clave hacia la autosuficiencia hídrica de viviendas y negocios.

El ahorro se multiplica cuando estos depósitos se combinan con sistemas de riego automático, sanitarios de doble descarga o incluso circuitos domésticos para lavadoras o limpieza exterior. Además, el mantenimiento de estos depósitos es sencillo, y muchos modelos modernos incorporan filtros, válvulas de control y sensores para una gestión más eficiente.

Dentro de las opciones más recomendadas se encuentran los depósitos enterrados, por su durabilidad, resistencia y discreción estética. Al estar protegidos del sol y de las temperaturas extremas, también se reduce la proliferación de algas y bacterias, garantizando así una mayor calidad del agua almacenada.

Invertir en este tipo de instalación no solo representa una mejora en la eficiencia del uso del recurso, sino una declaración de compromiso con el medio ambiente. En definitiva, el ahorro de agua empieza por elegir bien cómo y dónde almacenarla.

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